Manchester y Barça se juegan la final. Rijkaard duda con Henry
Dentro de 23 días, el estadio Luzhniki de Moscú acogerá la final de la Champions League. Con rivales aún por decidir, las autoridades locales hace meses que trabajan para que todo salga bien. Tratan de lucir la inmensa urbe, sacarle brillo a sus joyas arquitectónicas y darle más colorido a la primavera rusa con la mayor fiesta del fútbol europeo (y posiblemente mundial) por clubes. Andan los rusos orgullosos por la confianza depositada por la UEFA desde hace dos años, cuando Moscú fue designada para acoger ese gran partido. Esta noche conocerán al primer invitado. En Manchester, en Old Trafford, United y Barça se juegan seguir vivos en la competición, tras el decepcionante 0-0 en Barcelona.
Hasta hace dos días, los ingleses eran considerados favoritos. Aceptaron el reto con gusto, pero desde que Cristiano Ronaldo marró un penalti en el minuto dos de la ida, las cosas han ido cambiando. El portugués volverá a la titularidad, después de que en el compromiso último de los reds en la Premier, ante el Chelsea (2-1), el extremo saliera en la segunda mitad relevando a Wayne Rooney, que lleva de cabeza a su entrenador, compañeros y aficionados. Hace dos días que Rooney no se ejercita. Un duro golpe en la cadera antes de la ida (midiéndose al Blackburn Rovers, 1-1), fastidió al delantero, que acudió al recinto culé mermado. De ahí que Ferguson lo colocara en la banda y ahora medite infiltrarlo y hacerle esperar, por si fuera necesaria su contundencia.
Pero la de Rooney no es la única preocupación para los británicos: a Nemanja Vidic parece que le ha mirado un tuerto y va enlazando lesiones, con dolores estomacales pasando por conmociones en la cabeza. Tampoco puede seguir el ritmo de la plantilla, así que el justito Wes Brown, titular el pasado sábado frente al Chelsea, seguiría en el eje de la zaga junto con el internacional Rio Ferdinand.
Galimatías. Frank Rijkaard vive una situación diferente. Con Ronaldinho recuperándose y con Márquez sancionado, el dilema para el técnico culé es mover sus fichas con habilidad y acierto. Cavila dar entrada a Thierry Henry, movimiento que trasladaría a Andrés Iniesta a la zona ancha, junto con Touré y Xavi, y dejando a Deco en el banco de los suplentes. Pero hay un plan B, cómo no. Deco movería la manija junto con Xavi, el manchego atacaría por la punta izquierda y Titi vería el inicio del partido con el resto de suplentes, algo que detesta, pero que se ha ganado a pulso.
Partidazo en Old Trafford. Las sensaciones son de respeto. Los ingleses creen mucho en los suyos, mientras que los culés, conscientes de la nefasta temporada, siguen pensando que Old Trafford será un teatro de sueños o bien de pesadillas.